"Si alguna vez venís y yo no estoy quiero que tomes un metro hasta Jourdain, ahí está la iglesia de San Juan Bautista que tiene dos cúpulas en punta que parece que van a perforar el cielo y bajando la iglesia hay una callecita con una librería de usados y unos bancos de madera. En esos bancos David me besó por primera vez y cuando me preguntó por qué lloraba le hablé de vos. Empezá París por esa esquina. Hay algo de mí que permanece inmóvil en ese triangulito y que tal vez te está esperando."
En tus manos el universo podía ser el banco de una plaza el pañuelo de colores que usabas para todo el timbre sin aviso a las tres de la mañana las letras escritas con urgencia desde un pueblo sin nombre mandádome una estrella un asteroide diminuto un pedacito al menos de tus manos