Hay seis claveles marchitos y hay uno recién cortado, siete meses condenados a llorar sobre el granito, ¿por dónde andarás, Dieguito?, ¿en qué potreros de Dios?, ¿sabrá el barba que por vos su mano zurda es famosa? Acá abajo, poca cosa, se hace tan largo el adiós...