Hoy, no sé por qué mambos de la mente, o tal vez por el aire que toca respirar, vino a mi memoria el tío Armesto, el que murió quemado. Tío Armesto llevaba años en la lona cuando un día leyó en el diario la historia de unos hermanos rusos que habían hecho fortuna quemando barcos viejos y …