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Tío Armesto - III: La Cooperativa.

¡La de anécdotas que dejó Tío Armesto!.
Después del episodio de la compra del Cañete Super Sport y antes de incendiar su propia casa, Armesto cayó en una profunda depresión, por la cual culpaba a la cooperativa eléctrica de Villa Gobernador Mondiola.
Resulta que a Tío Armesto, que entonces presidía la cooperativa, se le dio por instalar en el pueblo un sistema eléctrico de 12 voltios para prevenir las electrocuciones. En Mondiola no había habido un electrocutado en décadas, pero nadie pudo torcerle el brazo.
Todos los recursos de la cooperativa y muchos del municipio fueron a parar al nuevo sistema.
Una parte del pueblo le siguió la corriente, valga la expresión, un poco por creer en él y otro poco por miedo a los escraches a los que Tío Armesto era propenso, por decir poco.
Invirtieron sus ahorros en electrodomésticos inútiles, costosos inversores, e inventos de dudosa proveniencia y aún más dudosa factura e ingenio.
Otra parte del pueblo no se sumó a la algarabía y armó una red de cableado proveniente de Capitán Mengueche, el pueblo de al lado.

El invento de Armesto duró poco, siendo generosos. Era inviable, anacrónico, y absolutamente innecesario. Lo rajaron de la cooperativa, de un día para el otro regresaron al sistema de 220 y, lógicamente, muchos de los aparatos nuevos se quemaron, incluso dando muerte a una decena. El plan que venía a evitar muertos inexistentes se había cargado varias vidas y más bolsillos en lo que dura un programa de Repetto.
Armesto cayó en una profunda depresión, sus seguidores trataron de tomar la cooperativa y amenazaron con sabotajes. Duró poco.
Eso sí, al poco tiempo estaban apoyando el proyecto de la autopista Mondiola-Mengueche (había 6km entre los dos pueblos, que no sumaban 2500 habitantes) y la cría de ganado con abrazos.