De golpe tenemos una cosa que se llama amor, y otra cosa que se llama amor, y otra que te quieren hacer creer que es el amor.
Tal vez es un mercado de zapallos.
Y todos pelean precio y quieren vender el más barato.
Y quizás un día, si la suerte te acompaña, encontrás a Dulcinea del Toboso que vende su mejor zapallo, o mejor aún, te ve y te lo regala.
Y vos le llevás un ramito de jazmines o de ruda cada tanto.
Y un día en el medio del mercado la tomás de la mano y se pierden entre fardos y cajones, y encontrás esa promesa de cosas que no se venden.
Es una promesa.
Nada más.
Eso es el amor, para los que vivimos entre carros y zapallos.
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